Conozco este lugar desde niña, es un lugar que marcó mis veranos en Portomarín. Siendo ya mayor quise vivir Santa Mariña no como vecina del pueblo, sino como huésped y me alojé allí por unos días. Casa Rural Santa Mariña, es un lugar que sorprende por su equilibrio entre comodidad, respeto por el entorno y autenticidad. No es un alojamiento convencional: es un proyecto que apuesta por el turismo sostenible, con una filosofía clara de cuidado ambiental y conexión con la tierra. Desde el primer momento, se nota que todo está pensado para ofrecer una experiencia responsable y cercana.
La casa funciona con energías renovables, aprovecha los recursos naturales y cultiva su propio huerto. También elaboran vino y licores artesanales, lo que añade un valor especial a la experiencia. No se trata solo de dormir en un sitio bonito, sino de formar parte de una forma de vida que respeta el medio ambiente y promueve el consumo local. Esta coherencia entre lo que ofrecen y cómo lo hacen fue uno de los aspectos que más valoré.
La ubicación es otro punto fuerte. Santa Mariña está situada a las afueras del núcleo urbano de Portomarín, en plena naturaleza, a orillas del río Miño y justo en el trazado del Camino de Santiago. Esto permite disfrutar de la tranquilidad del entorno sin renunciar a la cercanía de los servicios del pueblo. Desde allí se puede acceder fácilmente a rutas de senderismo, actividades fluviales y recorridos por la Ribeira Sacra. Es un lugar ideal tanto para peregrinos como para quienes buscan una escapada rural.
El entorno es genuinamente gallego: vegetación abundante, colinas suaves, caminos rurales y el sonido constante del agua. No hay ruido urbano, solo el ritmo natural del día. Me gustó especialmente poder salir
a caminar por los alrededores sin necesidad de coger el coche, y descubrir rincones que parecen sacados de una postal, pero sin artificios. Todo es real, sencillo y acogedor.
Reserva ahora tu estancia en Casa rural Santa Mariña
Además, el ambiente en la casa es familiar. El trato es cercano, sin ser invasivo, y se nota que quienes lo gestionan lo hacen con cariño y dedicación. Te hacen sentir cómodo desde el primer momento. Fue una experiencia muy completa, donde el descanso, la comida, el paisaje y la filosofía del lugar se unieron para ofrecerme unos días realmente agradables.
Si estás buscando un alojamiento en Galicia que combine sostenibilidad, buena ubicación y contacto con la naturaleza, Casa Rural Santa Mariña es una opción que merece la pena considerar. No solo por lo que ofrece, sino por cómo lo ofrece: con respeto, coherencia y autenticidad.
Un alojamiento con alma verde.
Uno de los aspectos que más me llamó la atención de Casa Rural Santa Mariña fue su compromiso real con la sostenibilidad. No es solo una etiqueta para atraer turistas: es una forma de funcionar que se refleja en cada rincón del alojamiento. Desde el momento en que llegas, notas que estás en un lugar que respeta el entorno y que ha sido diseñado para convivir con la naturaleza, no para imponerse sobre ella.
La casa utiliza energías renovables para su funcionamiento, lo que incluye sistemas de calefacción y climatización eficientes. Además, cuentan con un huerto propio donde cultivan frutas, verduras y hierbas aromáticas que luego utilizan en su cocina. Durante mi estancia, pude probar tomates recién recogidos, mermeladas caseras y licor elaborado por ellos mismos. Saber que lo que estás comiendo ha sido cultivado a pocos metros de donde duermes añade un valor especial a la experiencia.
También elaboran vino artesanal, y aunque no tienen una bodega abierta al público como en otras zonas de la Ribeira Sacra, sí ofrecen degustaciones de sus productos. Me pareció una forma honesta y cercana de compartir lo que hacen, sin pretensiones. El vino que probé tenía carácter, y el licor de hierbas era intenso y aromático. Todo elaborado con ingredientes naturales y sin aditivos.
El entorno de la casa está cuidado pero no domesticado. Hay zonas ajardinadas, pero también espacios donde la vegetación crece libremente. Esto crea una sensación de estar en medio del campo, sin perder comodidad. Los materiales utilizados en la construcción y decoración son mayoritariamente madera y piedra, lo que refuerza esa conexión con lo rural y lo auténtico. No hay lujos innecesarios, pero sí detalles bien pensados: buena iluminación, mobiliario cómodo, y una limpieza impecable.
Reserva ahora tu estancia en Casa rural Santa Mariña
Lo que más valoré fue la coherencia del proyecto. No se trata solo de ofrecer un alojamiento bonito, sino de hacerlo de forma responsable. El turismo rural puede tener un impacto positivo si se gestiona con sentido común, y Santa Mariña es un buen ejemplo de ello. Aquí se apuesta por el consumo local, por el respeto al entorno y por ofrecer al visitante una experiencia que va más allá del descanso.
En resumen, alojarse en Casa Rural Santa Mariña es elegir un modelo de turismo que cuida lo que importa. No es un sitio para quien busca lujo convencional, sino para quien valora la autenticidad, la sostenibilidad y el contacto directo con la tierra. Y eso, al menos para mí, hizo que la estancia tuviera un sentido más profundo.
Opciones de alojamiento para todos los viajeros
La casa principal dispone de habitaciones climatizadas, cómodas y bien equipadas. Son ideales para quienes buscan tranquilidad, limpieza y un entorno cuidado. Cada habitación tiene baño privado, buena iluminación, y está pensada para garantizar el descanso. No hay lujos innecesarios, pero sí todo lo esencial para sentirse cómodo.
Además, el proyecto incluye cabañas de madera independientes, perfectas para parejas, familias o grupos. Algunas tienen capacidad para hasta 12 personas, y están diseñadas para ofrecer privacidad y contacto directo con la naturaleza. Son espacios funcionales, acogedores y muy bien mantenidos. Lo que me gusta de ellas es que permiten una experiencia más libre, sin perder el acceso a los servicios comunes.
Reserva ahora tu estancia en Casa rural Santa Mariña
También hay una zona de camping rural de tercera categoría, pensada especialmente para peregrinos o viajeros que buscan una opción más económica y sencilla. Aunque es básica, está bien organizada y ofrece duchas con agua caliente, zonas de descanso y acceso a los servicios del complejo. Es una alternativa muy útil para quienes hacen el Camino de Santiago y necesitan una parada cómoda sin complicaciones.
Lo que une todas estas opciones es el cuidado en los detalles y el respeto por el entorno. Nada está improvisado. Todo ha sido pensado para ofrecer una experiencia rural auténtica, sin perder funcionalidad. Y como conozco a la familia desde los inicios, puedo asegurar que cada mejora, cada ampliación y cada decisión ha sido tomada con sentido común y con el objetivo de mantener la esencia del lugar.
Santa Mariña no es solo un alojamiento: es un proyecto familiar que ha sabido crecer sin perder sus raíces. Y eso, como viajera y como alguien que ha visto todo desde el principio, me parece admirable.
Gastronomía local con productos de la tierra
Una de las cosas que más valoro cuando viajo es poder comer bien, y en Casa Rural Santa Mariña eso está garantizado. La cocina es uno de los pilares del proyecto, y lo han sabido enfocar con mucho acierto: productos de proximidad, recetas tradicionales y un respeto absoluto por los sabores auténticos de Galicia.
Como conozco a la familia desde los inicios, sé que siempre han tenido claro que la comida debía ser parte fundamental de la experiencia. No se trata solo de alimentar, sino de transmitir cultura, identidad y cariño a través de cada plato. Y lo consiguen. El restaurante de la casa ofrece menús caseros elaborados con ingredientes del propio huerto o de productores locales. Las verduras, las frutas, las hierbas aromáticas… todo tiene sabor, frescura y sentido.
Reserva ahora tu estancia en Casa rural Santa Mariña
Durante mi última visita, probé la costilla de cerdo al vino blanco, uno de sus platos estrella, y me parecióespectacular. Tierna, sabrosa, cocinada a fuego lento y acompañada de patatas del terreno. También sirven empanadas gallegas, caldos, tortillas, ensaladas de temporada y postres caseros como flan, tarta de queso o fruta recién recogida. Todo sin pretensiones, pero con mucho gusto.
Lo que más me gusta es que no hay carta cerrada. Cocinan según lo que tienen fresco y disponible, y eso hace que cada comida sea diferente. Si te alojas varios días, no repites plato, y siempre hay algo nuevo que probar. Además, si tienes alguna necesidad alimentaria o preferencia, se adaptan sin problema. El trato es cercano y flexible, como en casa.
El comedor es amplio, con vistas al entorno natural, y en los días de buen tiempo también se puede comer en el exterior. Recuerdo una cena al aire libre, con el sonido del río de fondo y una copa de vino artesanal en la mano, que fue uno de los momentos más agradables de mi estancia. No hacía falta nada más.
También ofrecen desayunos completos, con pan gallego, mermeladas caseras, fruta, café recién hecho y, si lo pides, huevos de sus propias gallinas. Es el tipo de desayuno que te da energía para todo el día, especialmente si vas a hacer una etapa del Camino o una ruta por la Ribeira Sacra.
En resumen, la gastronomía en Santa Mariña no es un complemento: es parte esencial de la experiencia. Comer allí es saborear Galicia de verdad, sin artificios, con productos que tienen nombre y origen, y con recetas que respetan la tradición. Para mí, es uno de los grandes motivos para volver.
Turismo activo y experiencias únicas
Una de las cosas que más valoro de Casa Rural Santa Mariña es que no se limita a ofrecer alojamiento y buena comida. Desde el principio, la familia tuvo claro que querían crear un espacio donde los visitantes pudieran vivir experiencias completas, conectadas con el entorno. Y lo han conseguido. Aquí no solo se viene a descansar: también se viene a descubrir, moverse y disfrutar de la naturaleza de forma activa.
Durante mis estancias he podido probar varias de las actividades que ofrecen, y todas han sido muy recomendables. Una de las más especiales fue recorrer parte del río Miño en canoa. Salir desde la orilla, remar entre árboles y ver Portomarín desde el agua es una experiencia que no se olvida. También ofrecen paddle surf, ideal para los días de calor, y rutas en buggy por los caminos rurales de la zona, que permiten explorar rincones menos accesibles y disfrutar del paisaje desde otra perspectiva.
Para quienes prefieren algo más tranquilo, hay rutas de senderismo señalizadas que parten directamente desde la casa. Algunas bordean el río, otras se adentran en los bosques cercanos, y todas tienen en común el silencio, el aire limpio y la belleza del paisaje gallego. También se pueden alquilar bicicletas eléctricas, una opción perfecta para recorrer más distancia sin demasiado esfuerzo, especialmente si se quiere explorar parte de la Ribeira Sacra.
Lo que me gusta es que las actividades están pensadas para todo tipo de viajeros: familias, parejas, grupos de amigos o peregrinos que hacen una pausa en el Camino. No hace falta ser un experto ni tener un gran nivel físico. Todo está bien organizado, con el material necesario y con explicaciones claras. Además, si lo deseas, pueden organizar excursiones guiadas o recomendarte rutas según tus intereses.
Reserva ahora tu estancia en Casa rural Santa Mariña
Otra ventaja es que todo esto se puede combinar con el alojamiento y la pensión completa. Tienen packs especiales de tres días que incluyen estancia, comidas y una actividad a elegir. Es una opción muy práctica para escapadas de fin de semana o para quienes quieren desconectar sin tener que planificar demasiado.
En resumen, Casa Rural Santa Mariña no es solo un lugar donde dormir bien y comer mejor. Es un punto de partida para vivir Galicia desde dentro, con actividades que respetan el entorno y que permiten disfrutar del paisaje de forma activa. Para mí, esa combinación entre descanso y movimiento es lo que hace que siempre quiera volver.
Servicios y comodidades
Una de las cosas que más valoro de Casa Rural Santa Mariña es que, además de ofrecer un entorno natural privilegiado y una filosofía sostenible, también cuida los aspectos prácticos que hacen que una estancia sea cómoda y funcional. Como conozco el proyecto desde sus inicios y a la familia que lo gestiona, puedo asegurar que cada servicio ha sido pensado con sentido común y con la intención de facilitar la vida al visitante, sin caer en lo superfluo.
Las habitaciones, tanto en la casa principal como en las cabañas de madera, están climatizadas. Esto es especialmente importante en Galicia, donde las noches pueden ser frescas incluso en verano. La temperatura interior se mantiene estable, y eso garantiza un descanso reparador. Además, todas las estancias están bien aisladas, limpias y equipadas con lo necesario: buena cama, baño privado, agua caliente constante y mobiliario funcional.
El wifi está disponible en las zonas comunes y en las habitaciones, y funciona correctamente. No es un alojamiento pensado para teletrabajar, pero sí para mantenerse conectado si lo necesitas. Yo lo utilicé para revisar rutas, consultar mapas y compartir fotos, y no tuve ningún problema.
Otro detalle que me parece importante es la atención personalizada. Aquí no hay recepción fría ni tratoimpersonal. La familia está presente, disponible y dispuesta a ayudar en lo que haga falta. Si necesitas una recomendación, un cambio de horario para las comidas o cualquier ajuste, lo gestionan con naturalidad. Esa cercanía, sin agobios, es uno de los puntos fuertes del lugar.
Reserva ahora tu estancia en Casa rural Santa Mariña
Las zonas comunes están bien cuidadas. Hay espacios para descansar, leer, conversar o simplemente sentarse a contemplar el paisaje. En los días de buen tiempo, se puede disfrutar del exterior, y en los días más frescos, el interior es cálido y acogedor. También hay aparcamiento disponible, algo que se agradece si llegas en coche.
Para los peregrinos, hay servicios básicos que marcan la diferencia: duchas con agua caliente, posibilidad de lavar ropa, y un entorno tranquilo donde reponer fuerzas. Aunque no es un albergue, sí ofrece comodidades que muchos peregrinos valoran, especialmente quienes buscan algo más privado y confortable.
En resumen, los servicios de Casa Rural Santa Mariña no son lujosos ni pretenciosos, pero están bien pensados y funcionan. Todo lo que se ofrece tiene sentido, está bien mantenido y responde a las necesidades reales de los viajeros. Y como alguien que ha visto el proyecto crecer desde cero, puedo decir con total confianza que la calidad y el cuidado han sido constantes desde el primer día.
Santa Mariña y su entorno
Desde sus inicios, el proyecto ha estado profundamente vinculado al paisaje que lo rodea. No se trata deun negocio aislado en medio del campo, sino de una propuesta que dialoga con el entorno, que lo respeta y lo aprovecha sin alterarlo. Y eso, como alguien que ha visto crecer esta casa rural desde el principio, me parece fundamental.
La finca está situada al otro lado del río Miño, en una zona tranquila, rodeada de vegetación y con vistas abiertas al embalse de Belesar. Es un lugar donde el silencio tiene valor, donde el ritmo lo marca la luz del día y el sonido del agua. Desde allí se ve Portomarín en la distancia, con su iglesia de San Nicolás en lo alto, y se percibe la calma que define esta parte de Galicia.
El entorno inmediato de Santa Mariña está lleno de posibilidades. Hay caminos rurales que se pueden recorrer a pie, en bicicleta o incluso a caballo —como hice yo aquella primera vez, cuando el proyecto apenas comenzaba y los caballos eran parte del paisaje. El río está muy cerca, y en verano es habitual ver gente paseando por la orilla, pescando o simplemente disfrutando del aire libre.
Además, la zona forma parte de la Ribeira Sacra, una de las comarcas más especiales de Galicia. Aunque Santa Mariña no está en el corazón de los cañones del Sil, sí está conectada con esa red de naturaleza, viñedos y patrimonio que define la región. Desde allí se pueden organizar excursiones a bodegas, miradores, monasterios y rutas fluviales. Todo está relativamente cerca, y la casa rural funciona como una base perfecta para explorar sin prisas.
También hay una dimensión cultural importante. Portomarín es un pueblo con historia, reconstruido piedra a piedra tras la construcción del embalse. Pasear por sus calles, visitar la iglesia románica, cruzar el puente sobre el Miño o asistir a alguna de sus fiestas locales —como la del aguardiente o el Santo Cristo — son experiencias que complementan muy bien la estancia en Santa Mariña.
Lo que más me gusta es que el entorno no ha sido modificado para adaptarse al turismo. Todo sigue siendo natural, rural y auténtico. No hay urbanizaciones, ni ruido, ni masificación. Y eso permite que cada paseo, cada comida al aire libre, cada momento de descanso tenga un valor especial.
Santa Mariña y su entorno forman un conjunto coherente, tranquilo y lleno de posibilidades. Como alguien que lo ha vivido desde dentro, puedo decir que es un lugar que ofrece mucho más que alojamiento: ofrece una forma de estar, de mirar y de disfrutar Galicia con los pies en la tierra.
Como llegar a Casa rural Santa Mariña
Desde la plaza de Portomarín, en la iglesia de San Nicolás, continúa recto en dirección al colegio. Al pasar junto al colegio, sigue bajando por la Travesía Santa Mariña. El camino es peatonal, tranquilo y rodeado de naturaleza, con vistas al valle y al Miño mientras desciendes. Solo tienes que continuar siempre cuesta abajo hasta llegar al número 1, donde se encuentra la Casa Rural Santa Mariña, perfectamente señalizada y a pie del propio Camino.
Opiniones y valoraciones de los huéspedes
A lo largo de los años, he tenido la oportunidad de hablar con muchas personas que se han alojado en Casa Rural Santa Mariña. Algunos eran peregrinos que llegaban agotados tras una etapa del Camino, otros eran familias buscando unos días de desconexión, y también parejas que querían escapar del ruido y pasar tiempo en la naturaleza. Lo que más me ha llamado la atención es que, independientemente del perfil, todos coinciden en lo mismo:
Las valoraciones suelen destacar la tranquilidad del entorno, la limpieza de las instalaciones y, sobre todo, el trato cercano de la familia que lo gestiona. Y no me sorprende. Como alguien que conoce el proyecto desde sus inicios, sé que el esfuerzo por mantener un ambiente acogedor y respetuoso ha sido constante. No hay automatismos ni protocolos impersonales. Aquí se recibe a las personas con naturalidad, con atención real, y eso se nota.
Muchos huéspedes mencionan la calidad de la comida como uno de los puntos fuertes. No es raro leer comentarios sobre lo bien que se come, lo sabrosos que son los platos caseros y lo agradable que es compartir mesa en un entorno rural. También se valora mucho el hecho de que los productos sean locales, frescos y, en muchos casos, cultivados en la propia finca. Esa conexión entre lo que se sirve y lo que se cultiva es algo que los visitantes aprecian.
En cuanto al alojamiento, las opiniones suelen resaltar la comodidad de las camas, la tranquilidad para dormir y la buena climatización de las habitaciones. Las cabañas de madera reciben elogios por su privacidad y por estar bien equipadas, y el camping rural es muy valorado por los peregrinos que buscan una opción sencilla pero funcional.
Otro aspecto que aparece con frecuencia en las valoraciones es la sensación de estar “en casa”. No en el sentido literal, sino en el emocional. La gente se siente cómoda, relajada, sin presiones. No hay rigidez en los horarios, ni normas absurdas. Todo está pensado para que el visitante se sienta libre, respetado y bien atendido.
Reserva ahora tu estancia en Casa rural Santa Mariña
También hay quienes destacan la limpieza como un punto fuerte. Las habitaciones, los baños, las zonas comunes… todo está cuidado con esmero. Y eso, aunque parezca básico, marca la diferencia. En un entorno rural, donde la naturaleza está tan presente, mantener ese nivel de orden y limpieza requiere constancia, y en Santa Mariña lo consiguen.
En Booking, la puntuación general es sobresaliente. Los viajeros destacan la limpieza (9,4), el confort (9,7), la ubicación (9,4), las instalaciones (10,0), el personal (10,0) y la relación calidad-precio (9,7). Son cifras que hablan por sí solas, pero lo más valioso son los comentarios. Uno de ellos decía: “Todo perfecto. La habitación muy cómoda, el entorno precioso y el trato excelente. Volveremos sin duda.” Esa frase resume lo que muchos sentimos al alojarnos allí.
En Trip.com, la valoración media es de 4.5 sobre 5, y los comentarios refuerzan lo que ya sabemos. Un huésped escribió: “Lugar idílico, el personal super amable desde que llegamos, muy atentos a cualquier cosa que necesitáramos. Nos enseñaron hasta las cabañas. La habitación ‘do forno’ muy limpia y acogedora. El desayuno buffet muy bueno, así como la comida y la cena. El cenar al atardecer con las vistas del río Miño fue una preciosidad”.
Otro comentario que me llamó la atención decía: “La mejor atención al cliente de todas nuestras estancias en hoteles del Camino. La familia propietaria fue muy servicial con cualquier solicitud, especialmente durante las comidas. Sirvieron vino casero ilimitado durante la cena y lo incluyeron como parte de nuestra comida. La cena fue casera y muy buena”.
No es un alojamiento de lujo, ni pretende serlo. Es un lugar donde todo funciona, donde te sientes bien atendido y donde el entorno te acompaña. Por eso, quienes se alojan allí suelen repetir. Porque saben que encontrarán lo mismo: calidad, tranquilidad y cercanía.
En resumen, Santa Mariña no solo cumple con lo que promete, sino que supera expectativas. La constancia en la calidad, el respeto por el entorno y el trato humano son los pilares que hacen que muchos huéspedes repitan.


