Portomarín, situado en la provincia de Lugo, es uno de los pueblos más emblemáticos del Camino Francés del Camino de Santiago. Su historia, marcada por el traslado del casco antiguo tras la construcción del embalse de Belesar, y su ubicación junto al río Miño, lo convierten en un destino lleno de actividades culturales, naturales y gastronómicas.
A continuación, presentamos una guía completa con más de 15 actividades imprescindibles para disfrutar de Portomarín, pensada para peregrinos, viajeros y amantes de la tradición gallega.
Visitar la iglesia-fortaleza de San Nicolás
La iglesia de San Nicolás, también conocida como San Juan de Portomarín, se alza majestuosa en la plaza principal del casco histórico. Construida entre finales del siglo XII y principios del XIII por la Orden de San Juan de Jerusalén, este templo combina la robustez de una fortaleza con la elegancia del románico que evolucionaba hacia el gótico. Su aspecto defensivo, con muros gruesos y torres, refleja la doble función que cumplía: lugar de culto y bastión protector para peregrinos y comerciantes que cruzaban el puente sobre el río.
Uno de los episodios más fascinantes de su historia ocurrió en los años 60, cuando la construcción del embalse de Belesar amenazó con inundar el antiguo Portomarín. Para salvar el templo, se llevó a cabo un traslado monumental: la iglesia fue desmontada piedra a piedra y reconstruida en su ubicación actual. Todavía hoy se pueden ver los sillares numerados, testimonio de aquella obra titánica que preservó la memoria colectiva del pueblo.
En su interior, la iglesia conserva una sola nave con cabecera semicircular y elementos decorativos que muestran la transición del románico al gótico. La verticalidad de su estructura y la sobriedad de sus muros transmiten una sensación de monumentalidad y recogimiento. Para los peregrinos, entrar en San Nicolás significa conectar con siglos de historia y espiritualidad, en un espacio que ha sido testigo de miles de pasos hacia Santiago.
Además de su valor arquitectónico, la iglesia-fortaleza es un símbolo de resistencia y devoción. Representa la fuerza de un pueblo que se negó a perder su patrimonio bajo las aguas y que supo mantener viva su identidad. Por ello, visitar San Nicolás no es solo admirar un monumento, sino también comprender la unión entre tradición, fe y comunidad que define a Portomarín.
Pasear por el casco histórico de Portomarín
El casco histórico de Portomarín es uno de los lugares más fascinantes que visitar en el Camino Francés del Camino de Santiago. Tras la construcción del embalse de Belesar en los años 60, el antiguo pueblo quedó sumergido bajo las aguas del río Miño. Para preservar su esencia, las principales edificaciones fueron trasladadas piedra a piedra hasta la ubicación actual, creando un espacio urbano único que combina tradición y memoria colectiva.
Caminar por sus calles empedradas y plazas es una experiencia que conecta al viajero con siglos de historia. Los soportales del centro albergan un archivo fotográfico al aire libre, donde se muestran imágenes del antiguo Portomarín y del proceso de reconstrucción, permitiendo comprender la transformación del pueblo y valorar su patrimonio.
El recorrido por la Rúa Compostela y la Praza Conde da Maza revela casas tradicionales, bares y restaurantes donde degustar la gastronomía gallega. Además, el ambiente peregrino impregna cada rincón, convirtiendo el paseo en un encuentro cultural y humano.
Disfrutar de la gastronomía típica: pulpo, empanada y vinos gallegos
La gastronomía gallega es uno de los grandes atractivos de Portomarín y una experiencia imprescindible para peregrinos y viajeros del Camino de Santiago Francés. Degustar los platos típicos en el corazón de Lugo significa conectar con la tradición culinaria de Galicia y disfrutar de sabores auténticos que acompañan la hospitalidad del pueblo.
El pulpo a la gallega, preparado con aceite de oliva, sal gruesa y pimentón, es el plato estrella que no puede faltar en la mesa. A ello se suman las empanadas caseras, rellenas de carne, pescado o marisco, y los quesos artesanales que reflejan la riqueza gastronómica de la región. Los restaurantes y bares del casco histórico ofrecen menús tradicionales y tapas que permiten al visitante descubrir la diversidad culinaria local.
La experiencia se completa con los vinos de la Ribeira Sacra, reconocidos por su denominación de origen y elaborados en viñedos en terrazas junto al río Miño. Su sabor intenso y su conexión con el paisaje convierten cada copa en un viaje sensorial.
Subir la escalinata monumental de Portomarín
La escalinata monumental de Portomarín es uno de los accesos más icónicos al casco histórico y una experiencia imprescindible para todo visitante del Camino de Santiago Francés. Construida en los años 60 tras el traslado del pueblo debido al embalse de Belesar, esta escalinata conecta el puente sobre el río Miño con la plaza principal, ofreciendo un recorrido cargado de simbolismo y belleza.
Subir sus peldaños significa revivir la historia de un pueblo que fue reconstruido piedra a piedra. Desde la base, el viajero contempla la magnitud del río y el entorno natural, mientras que al llegar a la cima se abre la vista hacia la iglesia-fortaleza de San Nicolás y las calles empedradas del nuevo Portomarín. Es un lugar perfecto para detenerse, tomar fotografías y sentir la transición entre naturaleza y patrimonio.
Además de su valor arquitectónico, la escalinata es un punto de encuentro para peregrinos y turistas. Su diseño monumental refuerza la identidad del pueblo y convierte el ascenso en un ritual simbólico: dejar atrás el río y adentrarse en la vida cultural y espiritual de Portomarín.
Participar en las fiestas locales de Portomarín
Portomarín no solo es un lugar de paso en el Camino Francés del Camino de Santiago, sino también un pueblo que vive intensamente sus tradiciones. A lo largo del año, las calles y plazas se llenan de música, gastronomía y devoción gracias a sus celebraciones más emblemáticas. Participar en las fiestas locales de Portomarín es una oportunidad única para conocer la identidad gallega y disfrutar de experiencias auténticas que combinan cultura, hospitalidad y alegría.
Fiesta del Aguardiente en Semana Santa
La Fiesta del Aguardiente de Portomarín es uno de los eventos más reconocidos de Galicia y está declarada de interés turístico. Se celebra cada Semana Santa y rinde homenaje a la tradición local de destilación artesanal. Los visitantes pueden participar en degustaciones, concursos y exhibiciones que muestran la importancia cultural de esta bebida en la identidad gallega. La fiesta se acompaña de música, gastronomía y ambiente festivo, convirtiéndose en una experiencia única para quienes llegan en esas fechas.
Además de su carácter popular, la Fiesta del Aguardiente refuerza la conexión entre tradición y modernidad, ofreciendo al peregrino y al viajero una vivencia cultural que va más allá del Camino de Santiago.
Portomarín Beerfest en mayo
Cada mes de mayo, Portomarín celebra la Beerfest, un festival dedicado a la cerveza artesanal que atrae tanto a peregrinos como a visitantes de toda Galicia. Durante varios días, las plazas y calles del casco histórico se llenan de puestos de cervecerías locales e internacionales, ofreciendo degustaciones de diferentes estilos: desde cervezas rubias ligeras hasta variedades tostadas y de autor.
La Beerfest no es solo una feria gastronómica, sino también un evento cultural y social. Se organizan conciertos en vivo, actividades para todas las edades y propuestas gastronómicas que acompañan a la cerveza, como tapas gallegas y productos locales. El ambiente festivo convierte el mes de mayo en una época especialmente atractiva para visitar el pueblo, integrando tradición, modernidad y hospitalidad.
Domingos Folclóricos en agosto
Durante el mes de agosto, Portomarín se llena de música, danza y tradición con los Domingos Folclóricos. Cada domingo, la plaza principal y las calles del casco histórico se convierten en escenario de actuaciones en vivo, donde se pueden escuchar las melodías de la gaita gallega, ver las danzas tradicionales y participar en un ambiente festivo único.
Los Domingos Folclóricos son una oportunidad perfecta para que peregrinos y viajeros conozcan de cerca la riqueza cultural gallega, integrándose en la vida del pueblo y disfrutando de un espectáculo gratuito y abierto a todos. Esta actividad refuerza la identidad local y convierte el mes de agosto en una época especialmente atractiva para visitar la villa.
Fiesta del Santo Cristo en septiembre
La Fiesta del Santo Cristo de Portomarín es una de las celebraciones religiosas más importantes del pueblo y se celebra cada primer fin de semana de septiembre. Esta festividad honra al Santo Cristo, una imagen muy venerada en la localidad, y reúne a vecinos, peregrinos y visitantes en un ambiente de devoción y tradición.
Durante la fiesta se organizan procesiones solemnes, actos litúrgicos y actividades culturales que llenan las calles del casco histórico. Además de la dimensión religiosa, la celebración incluye música, gastronomía y encuentros sociales, convirtiéndose en un evento que refleja la identidad espiritual y comunitaria de Portomarín.
Descubrir el Castro de Castromaior
El Castro de Castromaior, situado a pocos kilómetros de Portomarín, es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de Galicia y una visita imprescindible para quienes recorren el Camino Francés del Camino de Santiago. Este poblado fortificado de la Edad del Hierro permite al viajero adentrarse en la vida de las comunidades prerromanas que habitaron la región hace más de dos mil años.
El castro se caracteriza por sus murallas defensivas, viviendas circulares y estructuras que muestran la organización social de la época. Pasear por sus restos arqueológicos es una experiencia única que conecta al visitante con la historia ancestral de Galicia y con la memoria de un territorio que ha sido habitado de forma continua durante siglos.
Además de su valor histórico, el Castro de Castromaior ofrece un entorno natural privilegiado. Rodeado de colinas y paisajes verdes, es un lugar perfecto para realizar rutas de senderismo y disfrutar de vistas panorámicas. Su cercanía a Portomarín lo convierte en una excursión ideal para complementar la visita al casco histórico y al río Miño.
Para los peregrinos, descubrir el Castro de Castromaior significa añadir una dimensión cultural y arqueológica al Camino, enriqueciendo la experiencia más allá de lo espiritual. Es un recordatorio de que cada piedra y cada muralla forman parte de la identidad gallega y del patrimonio europeo.
Recorrer el archivo fotográfico bajo los soportales de Portomarín
Uno de los espacios más singulares del casco histórico de Portomarín es el archivo fotográfico al aire libre, ubicado bajo los soportales de la plaza principal. Este recorrido cultural permite al visitante descubrir, a través de imágenes históricas, cómo era el antiguo Portomarín antes de quedar sumergido bajo las aguas del embalse de Belesar en los años 60.
Las fotografías muestran escenas cotidianas del pueblo, sus calles, plazas y edificios originales, así como el proceso de traslado piedra a piedra de monumentos emblemáticos como la iglesia-fortaleza de San Nicolás. Pasear por este archivo es una experiencia gratuita y enriquecedora que conecta al viajero con la memoria colectiva y con la resiliencia de una comunidad que supo preservar su identidad.
Además de su valor histórico, el archivo fotográfico es un recurso educativo y turístico que complementa la visita al casco antiguo. Para los peregrinos del Camino de Santiago Francés, recorrer los soportales significa detenerse un momento, reflexionar sobre el pasado y comprender la transformación de Portomarín.
Hacer un escape room en Portomarín
Ubicada en el centro del pueblo, la escape room de Portomarín se ha convertido en una propuesta diferente para peregrinos y viajeros que buscan algo más que turismo tradicional. Situada en una de las etapas del Camino Francés, esta experiencia inmersiva reta a los participantes a resolver enigmas y superar pruebas de lógica antes de que se agote el tiempo.
La actividad está diseñada para todos los públicos, aunque se recomienda que los menores de 12 años participen acompañados de un adulto. Es perfecta para grupos de amigos, familias, colegios o incluso empresas que deseen realizar dinámicas de team building. Además, la organización ofrece una versión portátil llamada El Secreto de la Faraona, que puede trasladarse a fiestas, cumpleaños o eventos, ampliando las posibilidades de disfrutar del juego en cualquier lugar.
El escape room se desarrolla en el antiguo Mercado de Portomarín, un espacio histórico que añade un valor especial a la experiencia. Con un horario amplio, de 16:00 a 22:00, y precios adaptados al número de participantes, es una opción accesible y atractiva para quienes desean vivir una aventura distinta durante su estancia en el pueblo.
Alquiler de buggys, canoas y paddle surf en Portomarín con Santamariña
Si buscas una experiencia diferente en el Camino de Santiago Francés, el servicio de Santamariña en Portomarín ofrece actividades de aventura que combinan deporte, naturaleza y diversión. Con opciones como alquiler de buggys, canoas y tablas de paddle surf, los visitantes pueden descubrir el entorno del río Miño y los paisajes gallegos de una manera única.
El alquiler de buggys es perfecto para recorrer los caminos rurales y disfrutar de la Ribeira Sacra con total libertad. Estos vehículos todoterreno permiten explorar rutas seguras y emocionantes, ideales para grupos de amigos, familias o parejas que buscan una actividad diferente.
Las canoas en el río Miño ofrecen una experiencia tranquila y relajante, ideal para quienes desean conectar con la naturaleza y contemplar el paisaje desde el agua. Es una actividad accesible para todos los niveles, desde principiantes hasta más experimentados.
Por su parte, el paddle surf en Portomarín se ha convertido en una de las opciones más populares. Navegar de pie sobre la tabla permite disfrutar del embalse de Belesar y observar restos del antiguo pueblo sumergido, una experiencia que une deporte y memoria histórica.
Pasear por la orilla del pantano y descubrir el viejo Portomarín
Una de las experiencias más sorprendentes que ofrece Portomarín es la posibilidad de pasear por la orilla del pantano de Belesar y contemplar los restos del viejo Portomarín, el pueblo original que quedó sumergido en los años 60 tras la construcción del embalse.
El recorrido comienza bajando por A Ponte, el actual puente que cruza el río Miño y conecta el casco histórico con la otra orilla. Desde allí, se puede descender hacia la zona baja donde se encuentra el puente viejo medieval, que conserva todos sus arcos. Cuando el nivel del pantano está bajo, es posible cruzar por encima del puente hasta la otra orilla, disfrutando de una experiencia única: contemplar las dos orillas del antiguo Portomarín y descubrir lo que queda de sus casas, el palco de la fiesta, los caneiros y otros vestigios que recuerdan la vida del pueblo antes de quedar bajo las aguas.
La visibilidad del viejo Portomarín depende de la época del año y del nivel del embalse. En verano o en periodos de sequía prolongada, las ruinas emergen con claridad, permitiendo recorrerlas y conectar con la memoria colectiva. En épocas de mayor caudal, los restos permanecen ocultos, dejando solo algunas huellas visibles.
Este paseo combina naturaleza, historia y emoción, ofreciendo al visitante una experiencia que une paisaje y patrimonio en pleno Camino de Santiago Francés.
Darse un masaje en los centros de bienestar para peregrinos.
Tras una larga jornada en el Camino Francés del Camino de Santiago, el cuerpo necesita descanso y cuidados especiales. En Portomarín existen centros de masaje pensados para el peregrino, donde profesionales especializados ofrecen tratamientos que ayudan a aliviar la fatiga muscular y a recuperar energía para las siguientes etapas.
Los masajes más demandados son los descontracturantes y relajantes, ideales para piernas, espalda y hombros, zonas que sufren especialmente durante las caminatas. También se ofrecen técnicas de reflexología podal, muy útiles para quienes recorren largas distancias y necesitan aliviar la tensión acumulada en los pies.
Además de los beneficios físicos, darse un masaje en Portomarín aporta un gran bienestar emocional. El ambiente tranquilo de los centros, unido a la hospitalidad gallega, convierte la experiencia en un momento de desconexión y cuidado personal. Muchos peregrinos destacan que un buen masaje puede marcar la diferencia entre continuar el Camino con molestias o hacerlo con renovada vitalidad.
Los centros de masaje en Portomarín suelen estar ubicados cerca del casco histórico y ofrecen horarios flexibles adaptados al ritmo del peregrino. Reservar una sesión es sencillo y se convierte en una inversión en salud y bienestar durante la ruta.
Ir a la piscina municipal en Portomarín
Después de una jornada intensa en el Camino Francés del Camino de Santiago, una de las mejores formas de relajarse es visitar la piscina municipal de Portomarín. Este espacio, abierto durante la temporada de verano, ofrece a peregrinos y viajeros un lugar perfecto para descansar, refrescarse y disfrutar de un ambiente tranquilo rodeado de naturaleza.
La piscina municipal cuenta con instalaciones cuidadas y accesibles, ideales para familias, grupos de amigos o peregrinos que buscan un respiro tras caminar kilómetros bajo el sol. Además de la zona de baño, dispone de áreas verdes para tomar el sol, descansar y compartir momentos de convivencia. Es un lugar seguro y agradable, pensado para todas las edades.
Ubicada cerca del casco histórico, la piscina se convierte en una opción práctica para quienes pasan la noche en Portomarín. Muchos alojamientos recomiendan esta actividad como complemento perfecto al descanso, ya que ayuda a relajar los músculos y recuperar energía para las siguientes etapas del Camino.
La experiencia de nadar en la piscina municipal también conecta con la vida local, ya que es un espacio donde vecinos y visitantes se encuentran, reforzando el carácter hospitalario del pueblo.
Ruta de pinchos por los bares de Portomarín
Una de las mejores formas de conocer la esencia de Portomarín es disfrutar de su ruta de pinchos por los bares del casco histórico. Tras recorrer el Camino de Santiago Francés, muchos peregrinos y viajeros se detienen en las tabernas y mesones locales para saborear pequeñas delicias que reflejan la tradición gastronómica gallega.
Los bares de Portomarín ofrecen una gran variedad de pinchos y tapas: desde la clásica tortilla española hasta el imprescindible pulpo á feira, acompañado de pimentón y aceite de oliva. También destacan las empanadas gallegas, los quesos artesanales y los embutidos de la zona, que se sirven en raciones generosas y con un ambiente cercano y hospitalario.
La ruta de pinchos no solo es una experiencia culinaria, sino también social. Los peregrinos comparten mesa con vecinos y visitantes, creando un ambiente festivo que refleja la hospitalidad gallega. Además, muchos bares ofrecen vinos de la Ribeira Sacra y licores tradicionales, como el aguardiente y la crema de orujo, que complementan a la perfección cada bocado.
Recorrer los bares de Portomarín es una oportunidad para descubrir rincones con encanto, disfrutar de la música local y vivir la tradición de salir “de pinchos” como lo hacen los gallegos. Es una experiencia que une gastronomía, cultura y convivencia en pleno corazón del Camino.
Visitar la tienda de Tartas Ancano: tradición dulce en Portomarín
Fundada en 1914, Tartas Ancano se ha convertido en un referente de la repostería gallega gracias a su cuidada elaboración de la Tarta de Almendras y la Tarta de Santiago auténtica. La clave de su éxito está en la selección de ingredientes de primera calidad y en el respeto por las recetas tradicionales, que han acompañado a peregrinos y visitantes del Camino de Santiago durante generaciones.
Además de la famosa tarta, Ancano ofrece otros productos típicos como las Piedras de Portomarín, elaboradas con almendras tostadas y chocolate negro o con leche. Estos dulces se han convertido en un símbolo local, perfectos para regalar o disfrutar como recuerdo gastronómico de la Ribeira Sacra.
La fábrica y tienda se encuentran en la Rúa da Deputación, 6, en Portomarín (Lugo), un lugar muy accesible para peregrinos y turistas que recorren el Camino Francés. Allí se pueden adquirir tartas en diferentes formatos y presentaciones, así como bombones y especialidades de almendra. La empresa también cuenta con tienda online, lo que permite disfrutar de sus productos en cualquier parte de España.
Un detalle interesante es que Tartas Ancano apuesta por la sostenibilidad: su fábrica produce parte de la energía mediante instalaciones fotovoltaicas, reforzando su compromiso con el medio ambiente.
Explorar la Ribeira Sacra desde Portomarín
Visitar Portomarín es abrir la puerta a la mágica Ribeira Sacra, un territorio de paisajes espectaculares, patrimonio románico y experiencias únicas. Desde el pueblo, se pueden organizar rutas por el río Miño y descubrir enclaves históricos y naturales que forman parte de la identidad gallega.
Patrimonio cultural
La Iglesia de San Pedro de Portomarín, trasladada piedra a piedra tras la construcción del embalse, es un punto de partida imprescindible. Su interior guarda el sepulcro del Marqués de Bóveda. Muy cerca, la Capilla de las Nieves, junto al arco del antiguo puente romano, ofrece vistas al Miño y a los restos del puente medieval, vinculado a la reina Urraca.
Rutas escénicas en coche
Desde Portomarín se puede acceder al Mirador de Cabodevila, siguiendo la carretera LU-633, con panorámicas espectaculares del río. Otra opción es recorrer la ruta que conecta la Iglesia de Santo Estevo de Ribas de Miño y el Monasterio de San Salvador de Ferreira de Pantón, uno de los pocos con vida monacal activa. El Mirador da Cividade, cerca de Sober, completa la experiencia con vistas al Miño y a la iglesia de San Vicente de Pinol.
Actividades en la naturaleza
La Ribeira Sacra también invita a la aventura. Puedes realizar navegación en catamarán por el Cañón del Sil, disfrutando de sus impresionantes paredes rocosas, o practicar senderismo hasta la cascada de Augacaída, una de las más altas de Galicia, rodeada de bosques autóctonos.




